Los niños en la Revolución industrial

sábado, 19 de enero de 2013

En la Revolución Industrial, víctimas de la máquina imparable del progreso, los niños trabajaban tanto como los adultos y, además, lo hacían en condiciones infrahumanas. Pero, ¿cómo era un día en la vida de un pequeño proletario? Tomemos como muestra un testimonio, el de Sarah Gooder, de ocho años, a la Comisión Ashley, que surgió como un estudio de la situación en las minas en Inglaterra.

Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar. (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre las piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina.

Los cuerpos de los niños, por su pequeño tamaño, eran ideales para introducirse en las minas, y eran brutalmente explotados a cambio de un pequeño salario. Tras su jornada de trabajo, Sarah debería volver a su casa, una pequeña habitación o una vivienda compartida con otras familias, en un barrio problemático plagado de problemas como el alcohol y la prostitución. Una vida sin futuro y sin presente.

Más tarde, gracias a la aparición de los sindicatos, las condiciones laborales se fueron normalizando hasta llegar a ser lo que son hoy en día. Pero sólo tras décadas de explotación y sufrimiento.

Ian Fleming y el nombre de James Bond

jueves, 17 de enero de 2013

Leyendo una revista Clío del año pasado, me he topado con un fantástico reportaje acerca de James Bond, del cual extraigo una anécdota que nos revela el origen del nombre de uno de los personajes más conocidos del cine y la literatura.

Ian Fleming, un antiguo agente de los servicios secretos británicos en la Segunda Guerra Mundial, comenzó en 1952 a escribir su primera novela, Casino Royale. Fleming, aficionado a la contemplación de aves, se "estrujaba el cerebro" en busca de un nombre para el agente 007 al servicio de su graciosa majestad, "con licencia para matar". Debía ser "breve, carente de romanticismo, anglosajón y muy masculino". Sus ojos se posaron entonces sobre la Guía de pájaros de las Indias occidentales del naturalista James Bond, que tenía sobre la mesa. Ese era el nombre perfecto para su protagonista.

Años después, cuando sus novelas ya eran conocidas en todo el mundo, Fleming envió una pequeña nota a la esposa del verdadero Bond en la que ofrecía a modo de compensación "a ella o a su esposo un uso ilimitado del nombre Ian Fleming, con cualquier propósito en el que crean les pueda servir". Un trato justo.


Fuente: Revista Clío Historia, año 11, número 129

Una firma de Groucho

miércoles, 16 de enero de 2013

El 8 de enero de 1947, Groucho Marx recibió la carta de una niña llamada Marjorie Nedford. La transcribo entera a continuación:

Querido Groucho Marx:
Mi padre encontró a su hermano Gummo aquí en Palm Springs, y le dijo que si yo le escribía, estaba seguro de que me mandaría usted un autógrafo. Me gustan mucho sus emisiones.
Muy afectuosamente suya,
Marjorie Nedford, 11 años

Y la respuesta del humorista no se hizo esperar. El 15 de enero, una semana después, su admiradora recibió las siguientes líneas.


Querida Marjorie:
Creo que deberías advertir a tu padre acerca de ese Gummo. Durante años se ha hecho pasar por uno de los Marx Brothers y ha sacado buen provecho de ello. En realidad él es tanto uno de los Marx Brothers como Chico es una de las Dolly Sisters
Confidencialmente ese Gummo procede de una larga línea de gitanos rumanos; fue depositado en el umbral de nuestra puerta a los cincuenta años, y no hay forma de remediarlo. 
Ahí va el autógrafo. Te mandaría un mechón de pelo pero está lavándose en la peluquería.
Sinceramente,
Groucho Marx  

En unos días, la pequeña consiguió la firma de dos de los hermanos. ¿Habrá conseguido más?


Fuente: Las cartas de Groucho, editorial Anagrama, 2009.

Bienvenidos

martes, 15 de enero de 2013

Hola a todos, y bienvenidos a Desvaríos históricos. Hace unos meses colgué aquí unas cuantas entradas que, con el tiempo, han quedado desfasadas y he optado por eliminar. Esta vez, el blog renace con la finalidad de dar a conocer a la gente aspectos de la historia poco conocidos por el gran público de una manera ligera y divertida. Mañana mismo, este espacio vuelve a arrancar, y arranca con el doble de fuerza. No dudéis en volver a pasaros por aquí en cuanto queráis.

Saludos a todos.